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España se está quedando sin niños. La frase, aunque dramática, refleja una realidad contundente: el país atraviesa uno de los descensos de natalidad más pronunciados de Europa. En 2023, se registraron apenas 322.000 nacimientos, el número más bajo desde que existen registros. En Andalucía, una de las comunidades históricamente más fértiles, los datos también alarman. Córdoba, ciudad de esplendor milenario, no es ajena a este fenómeno. Pero, ¿puede este declive esconder una oportunidad de reinvención? En las últimas tres décadas, España ha visto cómo la tasa de natalidad caía de forma constante. La edad media para tener el primer hijo ya supera los 32 años y muchas mujeres simplemente deciden no ser madres. Las razones son múltiples: precariedad laboral, falta de conciliación, costes elevados de vivienda, expectativas personales y un cambio profundo en el modelo de vida. Andalucía, a pesar de su fuerte componente cultural familiar, no escapa a esta tendencia. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en provincias como Córdoba, Jaén o Huelva, los nacimientos han descendido hasta un 30% en la última década. La pirámide poblacional se invierte, y en muchos pueblos rurales andaluces, las escuelas cierran por falta de niños. Si alguna ciudad sabe de ciclos, es Córdoba. En tiempos del Califato Omeya, fue la metrópoli más brillante de Europa occidental. Capital de Al-Ándalus, contaba con más de medio millón de habitantes, universidades, bibliotecas y una vida intelectual, artística y espiritual sin parangón. Era una ciudad para el futuro… mil años antes de que llegara. Hoy, Córdoba es un cruce armónico de herencias: romana, árabe, judía y cristiana. Su Mezquita-Catedral deslumbra tanto como en el siglo X. El puente romano sobre el Guadalquivir resiste con elegancia. Sus patios floreados, declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, son una metáfora perfecta: belleza escondida detrás de muros discretos. Pero en medio de esa postal patrimonial, Córdoba también enfrenta un desafío silencioso: el envejecimiento de su población. En muchos barrios, el bullicio ha sido reemplazado por un murmullo pausado. El descenso de la natalidad es un problema complejo, pero también puede leerse como una ventana de oportunidad. Un país con menos niños puede repensar su modelo de ciudad, priorizar la educación, crear condiciones más igualitarias y humanas para criar. En España, los niños que nacen actualmente pertenecen a una diversidad creciente de orígenes étnicos y nacionales, resultado de la combinación entre población autóctona y flujos migratorios de las últimas décadas. A grandes rasgos, podemos dividirlos en varios grupos principales: Los niños de origen español autóctono son hijos de padres nacidos en España, tradicionalmente considerados de "etnia española", aunque en realidad España es un país plurinacional y pluricultural con importantes matices internos. Los Castellanos, andaluces, catalanes, gallegos, vascos y otros son una diversidad de identidades regionales y culturales. A pesar del descenso de natalidad entre los españoles nativos, siguen representando una parte mayoritaria de los nacimientos. Los niños nacidos en España de padres inmigrantes son un grupo crece año tras año y aporta vitalidad demográfica al país. Entre los principales orígenes están los Magrebíes (especialmente marroquíes) son una de las comunidades más numerosas. Su religión mayoritaria es el islam. Tienen una alta tasa de natalidad en comparación con la media nacional. Los latinoamericanos, con mayoría de ecuatorianos, colombianos, peruanos y bolivianos, están muy presentes en zonas urbanas. Culturalmente cercanos a los españoles, comparten idioma y costumbres similares. Los europeos del Este, rumanos, ucranianos, búlgaros, son un grupo numeroso. Rumanía es uno de los países con más residentes en España. La Religión predominante: cristiana ortodoxa. Los africanos subsaharianos, senegaleses, nigerianos, malienses, son una comunidad en crecimiento, especialmente en sectores agrícolas. Tienen una diversidad lingüística y religiosa. Aunque el Instituto Nacional de Estadística no clasifica los nacimientos por "etnia", sí ofrece datos por nacionalidad de los padres. En 2024, un 22% de los nacimientos en España fueron de madres extranjeras. En algunas ciudades y barrios, los nacimientos de niños con al menos un progenitor extranjero superan el 50%. España está viviendo una transición demográfica y étnica lenta pero sostenida. #AbreTuVentanaAlMundo #ViajarEsHipervivir 🌎 Subtítulos en portugués, italiano, alemán, francés, ruso e inglés. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS Todo el material que aparece en @daceygustavo © ("contenido") está protegido por derechos de autor. ALL RIGHTS RESERVED All material appearing on the channel @daceygustavo © ("content") is protected by copyright. 👇👇👇 COMENTA Y OPINA